Llegó
el final. Tras ocho semanas, ayer terminé el programa de fortalecimiento de Jay Johnson y quería contarte cómo
me fue. Sin dudas, el trabajo se nota y mi estado físico actual es
distinto de lo que era cuando empecé. Desde afuera casi no hay cambios: sigo teniendo
panza y mis reservas de grasa son suficientes como para hacer varias rondas de tortas
fritas. Pero me siento diferente: estoy más fuerte y más estable.
Lo noto en cosas cotidianas, como cuando subo escaleras, camino o
viajo en subte o en tren. Mi cuerpo está más "armado" y,
cuando el vagón se sacude, no pierdo el equilibrio. También
se siente al correr: no voy cayéndome sobre mis piernas. Antes, al
correr sentía que llevaba a cuestas un peso muerto que se iba
desmoronando a cada paso, sobre mis pies. Ahora, en
ese espacio indefinido que va desde las rodillas hasta los hombros
parece que hubiera músculos trabajando. Ojo, digo que parece, eh. Si trabajan o no, no tengo idea.
Una
cosa interesante que aprendí durante estas ocho semanas es por qué
hay que hacer ejercicios de fortalecimiento. Me enteré de que cuando
corrés de manera regular, mejorás tu capacidad aeróbica. Es decir,
sentís que tenés más aire y te cansás menos. Ya había aprendido
que al correr se genera una sensación
de placer: te sentís bien y te dan ganas de seguir corriendo, o
de volver a correr al día siguiente. Pero ahora pude agregar un
dato más: correr no
fortalece ni un poco tus músculos. Para eso se necesita
hacer otro tipo de actividad física. Ahí es cuando entran en juego
los programas de fortalecimiento.
Según
dijo hace unos días el Dr Iñigo San Millán en una entrevista
(en inglés) para el podcast Run
to the Top, el exceso de entrenamiento es algo muy común entre
quienes corremos de manera no profesional. San Millán sostiene que
algo típico de nosotr@s es que, a diferencia de l@s profesionales,
salimos a correr como loc@s cada vez, pues partimos de la falsa
creencia de que hay que sufrir, hay que cansarse y tiene que doler.
¡Qué gross@s que somos! Bueno, parece que no es así. Y que si
hacés eso, lo más probable es que termines rot@, con una lesión
que te haga abandonar todo. En suma, que hay que fortalecerse.
Próximos pasos
Ahora
que terminé con este ciclo, empecé a ir al gimnasio. ¡Caradura!,
dirás. ¡Después de todo lo que despotricaste contra
el gym! Bueno, chic@s, la vida es así. ¿O acaso un@ no puede
cambiar de opinión? Es más, no solo arranqué con el gym, sino que
consulté a una nutricionista, para saber cuántas tandas de churros
se pueden hacer con la grasa que me sobra. El resultado lo tendré en
un par de días. Te lo cuento el próximo domingo. Hasta entonces.
Entretanto, por favor dejá tus dudas, comentarios o críticas acá abajo. ¡Gracias!
Entretanto, por favor dejá tus dudas, comentarios o críticas acá abajo. ¡Gracias!