lunes, 9 de mayo de 2016

Entrenamiento. Semanas de fortalecimiento 7 y 8

Llegó el final. Tras ocho semanas, ayer terminé el programa de fortalecimiento de Jay Johnson y quería contarte cómo me fue. Sin dudas, el trabajo se nota y mi estado físico actual es distinto de lo que era cuando empecé. Desde afuera casi no hay cambios: sigo teniendo panza y mis reservas de grasa son suficientes como para hacer varias rondas de tortas fritas. Pero me siento diferente: estoy más fuerte y más estable. Lo noto en cosas cotidianas, como cuando subo escaleras, camino o viajo en subte o en tren. Mi cuerpo está más "armado" y, cuando el vagón se sacude, no pierdo el equilibrio. También se siente al correr: no voy cayéndome sobre mis piernas. Antes, al correr sentía que llevaba a cuestas un peso muerto que se iba desmoronando a cada paso, sobre mis pies. Ahora, en ese espacio indefinido que va desde las rodillas hasta los hombros parece que hubiera músculos trabajando. Ojo, digo que parece, eh. Si trabajan o no, no tengo idea.

La progresión de ejercicios de Jay Johnson es lenta y está organizada en bloques de dos semanas. No me resultó fácil, pero tampoco fue imposible avanzar de la primera etapa a la segunda, de allí a la tercera y luego a esta última. 


Una cosa interesante que aprendí durante estas ocho semanas es por qué hay que hacer ejercicios de fortalecimiento. Me enteré de que cuando corrés de manera regular, mejorás tu capacidad aeróbica. Es decir, sentís que tenés más aire y te cansás menos. Ya había aprendido que al correr se genera una sensación de placer: te sentís bien y te dan ganas de seguir corriendo, o de volver a correr al día siguiente. Pero ahora pude agregar un dato más: correr no fortalece ni un poco tus músculos. Para eso se necesita hacer otro tipo de actividad física. Ahí es cuando entran en juego los programas de fortalecimiento.

Según dijo hace unos días el Dr Iñigo San Millán en una entrevista (en inglés) para el podcast Run to the Top, el exceso de entrenamiento es algo muy común entre quienes corremos de manera no profesional. San Millán sostiene que algo típico de nosotr@s es que, a diferencia de l@s profesionales, salimos a correr como loc@s cada vez, pues partimos de la falsa creencia de que hay que sufrir, hay que cansarse y tiene que doler. ¡Qué gross@s que somos! Bueno, parece que no es así. Y que si hacés eso, lo más probable es que termines rot@, con una lesión que te haga abandonar todo. En suma, que hay que fortalecerse. 

Próximos pasos

Ahora que terminé con este ciclo, empecé a ir al gimnasio. ¡Caradura!, dirás. ¡Después de todo lo que despotricaste contra el gym! Bueno, chic@s, la vida es así. ¿O acaso un@ no puede cambiar de opinión? Es más, no solo arranqué con el gym, sino que consulté a una nutricionista, para saber cuántas tandas de churros se pueden hacer con la grasa que me sobra. El resultado lo tendré en un par de días. Te lo cuento el próximo domingo. Hasta entonces.

Entretanto, por favor dejá tus dudas, comentarios o críticas acá abajo. ¡Gracias!